El reino de los cielos en el que somos salvos es un mundo espiritual.  Por lo tanto, para comprender el mundo espiritual, los que aún vivimos en el mundo físico debemos discernir cuidadosamente la Biblia, es decir, la palabra de Dios. 

Hace dos mil años, Judas Iscariote, los fariseos y la mayoría de los judíos, que miraban el mundo espiritual solo con sus ojos físicos, no aceptaron a Jesús como Salvador y fueron destruidos.  Solo miraban la carne, como el lugar de nacimiento y los hermanos de Jesús (Juan 10:30).
Pero Pedro discernió lo espiritual de lo espiritual (Mateo 16:13).

Incluso ahora, cuando se cumplen todas las profecías de la Biblia, es lo mismo que hace 2000 años.
Si miran al Padre Ahnsahnghong y a la Madre celestial solo con los ojos físicos, perecerán.  Así como Pedro aceptó a Jesucristo con una perspectiva espiritual y se salvó siguiéndolo hasta el final, también nosotros debemos recibir el Espíritu y la Esposa a través de la palabra de Dios (Apocalipsis 22:17).

Miremos las profecías cumplidas por el Padre Ahnsahnghong y la Madre celestial con los ojos espirituales, y seamos bendecidos al participar en las profecías.