Obedecer los mandamietos de Dios es una expresión espiritual de nuestro amor por Él. Los creyentes que aman a Dios Elohim atesoran los mandamientos que Él estableció y nos mandó guardar y se esfuerzan por cumplirlos.

La razón por la que Dios nos ha mandado guardar Sus leyes y decretos es por nuestro bien, no por Él.
Dios promete bendecir a los que guardan las leyes y los estatutos, hacerlos vivir y estar con ellos siempre.
Al final, Dios nos bendice a pesar de que nosotros, como pecadores, ganamos la salvación a través de la gracia y el amor de Dios y practicamos las leyes que debemos cumplir.

Podemos estar gozosos siempre y dar gracias en todo cuando comprendemos que Dios nos ha dado las diversas situaciones a fin de dar bendiciones. Y Dios nos da siempre una salida. Confiemos en Dios siempre.

Pensando en la historia del Antiguo Testamento, que se nos mostró como un espejo caminando en el desierto de la fe, y pensando que el fin de nuestra fe es el cielo, no el infierno, corramos por el camino de la fe con gratitud.

Andando en el camino de la fe a veces pienso por qué me pasan estas cosas a mí, pero mirando la historia de los israelitas que al final fueron bendecidos por obedecer las palabras de Dios, obedeceré las palabras de Dios con fe firme hasta que entre en el cielo.

Las diversas dificultades que experimentamos al vivir una vida de fe desempeñan un papel en el fortalecimiento de nuestra fe.
Parece que sólo cuando tenemos dificultades confiamos más en Dios y superándolas nos volvemos más fuertes y tenemos una mente más recta.
Como todo esto es un proceso que Dios nos da para perfeccionar, venzamos con gratitud y perseverancia.

Dios nos ama.
pero siempre nos olvidamos.
No conocen la voluntad oculta de Dios y juzgan solo mirando la situación externa.
Por lo tanto, debemos saber cómo sondear la voluntad de Dios.

Las bendiciones y maldiciones de los israelitas físicos son espejos de nosotros, los israelitas espirituales.  Recordando las bendiciones y maldiciones que recibieron como resultado de su obediencia y desobediencia, debemos vivir siempre una vida de obediencia.  Debemos apreciar el día de reposo y la Pascua del nuevo pacto, y obedecer las palabras del Padre celestial Ahnsahnghong y la Madre celestial para que podamos entrar plenamente en el reino de los cielos.

En el desierto de la fe, no nos quejemos ni cometamos la necedad de adorar ídolos, sino obedezcamos las palabras del Padre y la Madre celestiales y guardemos Sus mandamientos.