En la época del Nuevo Testamento, Jesús vino y nos libró del pecado y de la muerte a través de la Pascua, comprendiendo así que la Pascua es el aniversario del Redentor.

Mateo 26:17-19 "El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos. Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua."

Jesús, quien vino a esta tierra como el Salvador, dijo: “Yo celebraré la Pascua”, e hizo que los discípulos prepararan la Pascua.

Miremos la escena de guardar la Pascua a partir del versículo 26 del mismo capítulo.

Mateo 26:26-28 "Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados."

Jesús prometió que el pan comido en la Pascua es el cuerpo de Jesús y el vino de la Pascua es la sangre de Jesús.

Y él permitió el vino de la Pascua como la sangre del pacto con la promesa del perdón de los pecados.

A través de la Pascua del nuevo pacto, él nos dio el perdón de los pecados, nos libró del pecado y de la muerte, y nos permitió la bendición de la vida eterna (Juan 6:54).

La Pascua es el aniversario de nuestro Redentor, el día que nos libró del pecado y de la muerte y nos dio la vida eterna.

Jesús eligió la Pascua que celebró cuando salió de Egipto para recordarnos que fue el día en que salió de este mundo de pecado y permitió el perdón de los pecados al dar su carne y dar su sangre.

Observar la Pascua del nuevo pacto, que perdona nuestros pecados punibles con la muerte (Romanos 6:23) y nos da la bendición de la vida eterna, es la observancia del aniversario del Redentor.