Muchos cristianos malinterpretan tanto las enseñanzas de la Biblia que en la era del Nuevo Testamento, piensan que si creen solo en Cristo, serán salvos ya que todas las leyes han sido abolidas. ¿En realidad?
Es cierto que la Ley del Antiguo Testamento dada en tiempos de Moisés fue abolida en la era del Nuevo Testamento. Pero la ley no fue simplemente derogada. Dios abolió la ley de Moisés y al mismo tiempo estableció una nueva ley, la ley de Cristo. Así que el apóstol Pablo testificó que estaba bajo la ley de Cristo.

1 Corintios 9:20 Para los judíos, me hice como un judío para ganar un judío. Para los que están bajo la ley, yo no estoy bajo la ley, sino que me hice bajo la ley para ganar a los que están bajo la ley.

La ley que Pablo dijo que no estaba bajo la ley era la ley de Moisés, la cual era guardada por los judíos en ese tiempo. Esto es para revelar que no hay necesidad de guardar la Ley Mosaica. Entonces Pablo testificó que estaba bajo la ley de Cristo.

1 Corintios 9:21 Para los que no tienen la ley, yo no estoy sin la ley de Dios, sino que estoy bajo la ley de Cristo, y como uno sin ley, para ganar a los que están sin ley.

Entonces, ¿no deberíamos también guardar la ley de Cristo?
De esta manera, la Biblia testifica que los santos del Nuevo Testamento tienen la ley de Cristo que deben cumplir. Cuando Cristo vino, no sólo abolió la ley del Antiguo Testamento, sino que instituyó una nueva. Sobre eso, el libro de Hebreos explica que la ley ha cambiado.

Hebreos 7:12 Si hay un cambio en el sacerdocio, debe haber un cambio en la ley.

Transformación significa cambiar. En otras palabras, significa que no todas las leyes han sido abolidas, pero existen leyes cambiadas en la era del Nuevo Testamento.

Mateo 5:17 No penséis que he venido a abolir la ley o los profetas, porque no he venido a abrogar, sino a cumplir.

Esto significa que en la era del Nuevo Testamento hay una ley que ha sido perfeccionada por medio de Cristo. Esta es la enseñanza correcta de la Biblia.
Por tanto, como el apóstol Pablo, debemos guardar la Ley de Cristo, la ley perfeccionada por Cristo.