En la última parte de la Biblia, Dios nos ordenó severamente que elimináramos nuestra participación en el árbol de la vida y en la ciudad santa si no seguimos las profecías de este libro.
No entrar en el árbol de la vida significa que no tendrá vida eterna, y privarse del privilegio de participar en la ciudad santa significa que no podrá entrar en el reino de los cielos.

En lo que tenemos que pensar aquí es en dónde se refiere la ciudad santa. Para ser salvo, debes saber dónde está la ciudad santa.

El apóstol Juan testificó que Jerusalén es la ciudad santa que desciende del cielo.
Cuando esta Jerusalén descendió del cielo, la morada de Dios estaba con el pueblo, para que tuvieran la salvación eterna en el reino de los cielos (Apocalipsis 21: 9-12).

En Apocalipsis 21 se describe a Jerusalén como "la novia, la esposa del Cordero", mientras que en Gálatas se la describe como "nuestra madre" (4: 26-31).
En esta era, la esposa del Espíritu Santo que nos da el agua de la vida junto con Dios Padre es nuestra Madre Celestial.
Por lo tanto, nuestra salvación también se completa solo a través de la Madre Celestial.

Es la voluntad y la providencia predestinadas de Dios traer a todos los hijos de Sion a los brazos de la Madre y completar la obra de salvación (Isaías 66: 18-20).

El mundo entero está esperando ansiosamente la voz de la madre de Jerusalén y la mano amiga. Difundamos rápidamente la gloria de la Madre de Jerusalén.