El necio se atreve a hacer el mal, pensando que no hay Dios (Salmo 14: 1).

Cuando haces una buena acción, siempre hay felicidad y gloria detrás de ella.
Porque hay un Dios que nos paga según nuestras obras (Apocalipsis 22: 11-12).

Como David, seamos miembros de la familia de Sion que se jactan de Dios todos los días y obedecen plenamente la voluntad de Dios con todo nuestro corazón y alma.

Cuando tienes un ser querido, la gente se jacta de ello ante tu familia y amigos.
Si amamos a Dios así, es natural que nuestro Dios siga jactándose.

Dijo que los que aman a Dios deben primero guardar los mandamientos de Dios y luego gloriarse en Dios (Juan 14:15, 21: 15-17).

Amar a Dios requiere acción.

Pongamos nuestro corazón, voluntad y devoción en la obra de Dios. .

Equipemosnos de buenas obras y belleza interior ante Dios que ve hasta nuestro corazón