El necio se atreve a hacer el mal, pensando que no hay Dios (Salmo 14: 1).
Pero Dios ve todas las cosas y recompensa a cada uno según sus obras.

Cuando damos a conocer a Dios a la gente y nos jactamos, los que están turbados de espíritu escucharán nuestras palabras y vendrán a Dios y se regocijarán juntos en la esperanza.
Como David, seamos miembros de la familia de Sion que se jactan de Dios todos los días y obedecen plenamente la voluntad de Dios con todo nuestro corazón y alma.

Si hacemos justicia, Dios nos recompensará con justicia, y si hacemos cosas injustas, Dios nos recompensará con injusticia.
Lo que sea que siembres, volverá. Si quieres ir al cielo, debes tomar medidas que te permitan ir al cielo.

Si tiene el deseo de ir al cielo mientras realiza acciones mundanas, no es diferente de plantar trigo y desear que la cebada aparezca en su lugar.

Pensando en el cielo eterno, ¿por qué no sembrar las semillas del cielo diligentemente todos los días?

Le pedimos que esté equipado con buenas obras e incluso belleza interior ante Dios, que ve incluso nuestro corazón.