Aquellos que aspiran a una vida espiritual durante el mismo período vivirán una vida fiel todos los días, pensando en la gloria y las bendiciones que disfrutarán en el cielo, y aquellos que no tienen más remedio que vivir.

Sin una meta, no hay pensamiento. Sin pensarlo, no habría acción.
No se pueden lograr buenos resultados sin acción.

Es un principio ordenado por Dios que el hombre, una vez nacido, muere (Hebreos 9:27).
La vida en esta tierra es corta y la vida después de eso es eterna.
Ya sea que la vida eterna sea dolor o gracia, debemos prepararnos en esta tierra.

En la parábola de la Biblia, el siervo que escondió un talento en la tierra recibió solo un talento y no tuvo en cuenta el resto, por lo que no pudo hacer negocios de acuerdo con el mandato de su señor.
El significado de negocios también significa confiar en ti con muchos talentos.
Al final, el amo ordenó que el siervo inútil, que tenía un talento al principio y un talento al final, fuera arrojado a las tinieblas de afuera (Mateo 25: 24-30).

La vida en esta tierra no preparada eventualmente lo llevará por un camino de tormento eterno.

Pero Dios Padre y Dios Madre nos han enseñado a todos cómo prepararnos para el cielo.
Cree en Dios, guarda sus mandamientos, jactate de Dios, cree en sus promesas y síguelo.
Si naces de nuevo con Cristo, vivirás una vida gloriosa en el cielo.