Debemos esforzarnos por glorificar a Dios, dándonos cuenta de que cada palabra y obra pueden ocultar o revelar Su gloria.

Jesús también nos enseñó a glorificar a Dios a través de buenas obras.
Incluso si la verdad es verdadera, si las obras de los santos son malas, la luz del evangelio inevitablemente se atenuará (1 Pedro 2:12).

Sin embargo, si la verdad es correcta y las personas que predican la verdad son hermosas, la luz del evangelio se hará más brillante y Dios nos dará muchas bendiciones.
La Biblia nos advierte que no imitemos a una generación malvada y adúltera (Romanos 12:2).

Por lo tanto, incluso en esta era de maldad, no debemos dejarnos llevar por los vientos del mundo, sino que siempre debemos esforzarnos por mostrar la gloria de Dios con nuestras palabras bondadosas, corazón bondadoso y acciones hermosas.