Ya que somos débiles, podemos hacer las cosas tanto físicas como espirituales con la ayuda de Dios. Él nos da su poder cada uno de nosotros a fin de que hagamos la misión evangélica.

Sal.121: 1 Alzaré mis ojos a los montes; ¿ De dónde vendrá mi socorro ? Mi socorro viene de Jehová, Que hozo los cielos y la tierra.

David confesó de que su socorro de Dios. En su vida Dios le ayudaba en cualquier situación. Dios no solo ayuda a David sino también a nosotros.

Ex. 17:8~ Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim... y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.

Cuando Israel peleó contra Amalec, su victoria dependía de la mano de Moisés. Cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía. En cambio, cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. ¿ Acaso la mano de Moisés había gran poder ? De ninguna manera. Dios le ayudó al seguir sus palabras. Así, el socorro viene de Dios.
Lo mismo sucede en evangelio.

Hch.2:47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

Cuando los discípulos de Jesús predicaban siguiendo sus enseñanzas, ¿ quién les ayudó a llevar muchos frutos ? El Señor les ayudó a predicar el evangelio. En esta época, el Espíritu Santo, Dios Padre y la Esposa, Dios Madre, nos llaman y ayudan a fin de que prediquemos la verdad del nuevo pacto. Si es así. No somos débiles, sino fuertes.