El salmista dijo: 'Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican' (Salmo 127:1). Lo mismo ocurre con la construcción de templos espirituales. La ayuda de Dios es absolutamente necesaria para difundir el evangelio y encontrar a los hermanos y hermanas perdidos que son el material para el templo celestial. Hasta que se complete la construcción del templo celestial, debemos orar más y más a Dios y confiar en el Espíritu Santo.

La Fiesta de los Tabernáculos es una temporada de gozo y disfrute, a diferencia de una temporada de sufrimiento o de contrición. ¿Por qué? Es porque a través de la Fiesta de los Tabernáculos conocimos a la Madre Celestial, la fuente del agua de vida. Nosotros, que cometimos pecados en el cielo y fuimos arrojados a la tierra, nos dimos cuenta y nos encontramos con la Madre Celestial durante 6.000 largos años, por lo que no podemos evitar rebosar de alegría y gozo.

Como pueblo de Sión que guarda las fiestas, santifiquemos la Fiesta de los Tabernáculos, contando la profunda voluntad de Dios contenida en la Fiesta de los Tabernáculos, y prediquemos a Dios Madre con gozo y alegría. Espero que la familia de Sion cumpla la profecía de la Fiesta de los Tabernáculos mientras ofrece abundantes dones espirituales a Dios gritando en voz alta a toda la humanidad: “Venid a Dios Madre, que nos da el agua de la vida”.