Nuestra ciudadanía está en el cielo. Por lo tanto, tenemos que cumplir la condición de obtenerla. La primera condición es ser hijos de Dios. La segunda es cumplir sus mandamientos.

Fil.3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.

Los pueblos viven en donde nacieron con su ciudadanía. Del mismo modo, tenemos que ser hijos de Dios a fin de que obtengamos la ciudadanía celestial. Los que reciban la carne y sangre de Dios podrán llegar a ser hijos celestiales. Entonces, ¿ de qué manera podemos recibir la carne y sangre de Dios?

Mt.26:26~ mientras comían, tomó Jesús el pan ... Tomad, comed: Esto es mi cuerpo. Y tomando la copa... Bebed de ella todos porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

Según la promesa de Jesús, el pan de la Pascua es la carne de Jesús y el vino es su sangre. Por lo tanto, los que guarden la Pascua del nuevo pacto heredarán la sangre de Dios, de modo que sean hijos celestiales.

Mt.7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Dios nos manda a guardar sus mandamientos como el día de reposo y la Pascua del nuevo pacto. Solo los que guarden sus mandamientos podrán entrar en el reino de los cielos. Ahora sólo la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial guarda la Pascua del nuevo pacto y sus mandamientos. Esto significa que sus miembros tienen la ciudadanía celestial, la cual les dirige al reino de los cielos.